Todos nos hemos sentido nerviosos o preocupados alguna vez, y nuestros niños no son la excepción. ¿Sabía que no abordar la ansiedad puede intensificarla? Al ayudar a los niños a seguir adelante mientras sienten ansiosos, podemos ayudarlos a hacer cosas a pesar de sentir miedo.
Primeros Pasos
Escuche y apoye sus sentimientos, incluso si no puede entenderlos. Puede pensar que se preocupan por algo absurdo, pero tómese el tiempo para escucharlos. Es posible que desee decir algo como: “Parece que estás nervioso. ¿Me puedes contar lo que te preocupa?
Evite...
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En cambio, intente...
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“¡No tienes ningún motivo para asustarte!
(Desprecia el sentimiento)
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“Es comprensible que te preocupe la idea de hacer la audición para la obra escolar. Yo también me pongo nervioso cuando tengo que hablar frente a los demás. Puedes ser valiente y dar lo mejor de ti”. |
“No hay forma de que te lastimes”.
(Promete seguridad)
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“Parece que tienes miedo de meter la cara en el agua de la piscina. Me quedo aquí contigo mientras aprendes a hacerlo”. |
“¿Te preocupa no poder terminar tu proyecto y entregarlo mañana?”
(Causa ansiedad)
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“¿Qué te parece tu proyecto escolar?” |
Cómo enfrentar los miedos
Una vez que los haya escuchado, puede ayudarlos alentándolos de manera segura a avanzar hacia aquello que los pone nerviosos. Es posible que los miedos no desaparezcan, pero evitar las cosas que nos hacen sentir ansiosos en realidad genera ansiedad.
Supere los miedos al ayudar a que su hijo haga lo siguiente:
- Tome algo que le preocupe y lo divida en pasos más pequeños que le resulten más manejables.
- Ensaye acciones o conversaciones que le preocupen con usted o con alguien con quien se sienta seguro.
- Haga algo que le asuste esta semana.
- Recuérdele que usted está a su lado, y que a medida que dé pequeños pasos y practique nuevas habilidades, la ansiedad irá disminuyendo.
Permita distracciones pequeñas
La distracción no tiene por qué ser algo malo. Si su hijo está esperando a que le pongan una vacuna y está cada vez más nervioso, podría distraerse y disminuir la ansiedad haciendo alguna actividad en la que pueda centrarse, jugando un juego en el teléfono o mirando fotos.
La relajación y la meditación pueden ser otras estrategias útiles cuando los sentimientos de ansiedad se vuelven más intensos. Enséñele a su hijo estas habilidades en un momento tranquilo y ayúdelo a practicar para que esté listo cuando surjan momentos estresantes.
Cree conciencia sobre los sentimientos de ansiedad
Muchas veces, los niños no son conscientes de sus sentimientos y de lo que sienten en el cuerpo.. Descargue nuestra sección Qué siento en el cuerpo cuando estoy ansioso y repásela con su hijo. Ayúdelo a reflexionar sobre cómo esto afecta a los pensamientos y al cuerpo. ¿Aprieta los puños cuando está preocupado? ¿Se come las uñas? ¿Respira más rápido?
Al ayudarlo a identificar cómo se siente la ansiedad en el cuerpo, puede ser más consciente cuándo necesita practicar la respiración profunda u otros ejercicios de relajación.
¿Cuándo necesitamos más ayuda?
Los sentimientos de nerviosismo, preocupación y ansiedad son habituales en los niños. Sin embargo, puede convertirse en un trastorno de ansiedad si les impide hacer las cosas que desean o necesitan hacer.
Observe si se producen:
- Sentimientos que parecen mucho más extremos que la situación (como angustia, desesperación, llanto descontrolado)
- Síntomas en el cuerpo que le impiden realizar sus actividades, como temblores, dolores de cabeza o dolores de estómago
- Se evitan actividades comunes o rechazo a participar en actividades sociales
- Problemas para dormir que perduran en el tiempo, como negarse a dormir solo o tener pesadillas
- Episodios reiterados en los que tiene que tranquilizarlo y consolarlo en situaciones habituales
Si observa este tipo de comportamientos reiteradamente, es posible que le interese hablar con su pediatra, el maestro o el consejero escolar de su hijo, o comunicarse con un profesional de salud mental.